Cinéma mon amour
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domingo, 20 de enero de 2013
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Lo que quedó de los cines "Lo"
Atrás en el tiempo dónde no podemos regresar, salvo que tengamos una máquina, ésas que sólo existen en las películas y que la magia del cine puede hacer posible. Un recurso sería hacer flash back hacia la década del 60, situarnos en una de las avenidas más famosas de Buenos Aires, Av. Corrientes; la que nunca duerme o la que nunca dormía.
A lo largo de la Av. Corrientes desde Av. Callao hasta Cerrito, existían más de 20 salas de cine todas muy distintas a las de hoy, no tanto por su aspecto edilicio sino por lo que exhibían. Una cultura joven prefería ver cine arte, aunque por esos tiempos cine arte era sólo una etiqueta.
La Línea L, no era una línea de colectivos, era la zona de los cines de Av. Corrientes, cuyos nombres empezaban con la letra L; Los Angeles, Lorena, Loire, Losuar, Lorraine, Lorange, Lorca, Libertador son algunos.
Por estas salas pasaron películas de directores como Jean–Luc Godard, Nikita Mijalkov, Eric Ronmer, Ingmar Bergman, Michelangelo Antonioni, Jean Renoir, Alain Resnais entre otros. Si hoy quisiésemos ver en pantalla grande sus films, tendríamos que tener la suerte de encontrar el lugar indicado y coincidir con sus horarios.
Haber perdido esos espacios es una ironía para Argentina que se preció de su fluido contacto con las culturas más avanzadas de Occidente. Hoy produce nostalgia a cualquiera que vivió y disfrutó esa época.
Una pregunta sin respuesta: ¿ El cine ya no es para pensar?
Se sabe que con el progreso llegan otras tendencias más capitalistas. Argentina no es la excepción. Entre las décadas 80 y 90, el cine norteamericano tuvo una fuerte entrada de producciones con intereses puramente económicos.
Distribución y exhibición; un problema
La política de distribución y exhibición cambió. Eso se debe a la llegada del llamado “cine comercial”; de acción y comedia. Los distribuidores apuestan a lo seguro. Por lógica, este cine avasalló con el cine arte, sus salas no tuvieron otra alternativa que cerrar sus puertas y desaparecer.
En la década de los 90, muchas películas de realizadores habituales tales como:
“Lisbon Story” (Wenders) 1995, “Mas allá de las nubes” (Antonioni / Wenders) 1996, “To live” (Zhang Yimou) 1996, como tantas otras, no lograron conseguir sala para su exhibición y murieron en el intento.
De regreso a la actualidad en
De los cines los únicos que quedaron son: el Cine Premier, que alterna su exhibición de cine comercial con cine menos masivo y algunas obras de teatro. El cine Lorca; el que perdura de los cines de la línea “L” y que aún exhibe cine alternativo, a pesar de todo.
Roberto Arlt escribió respecto de cambios en la mítica Av. Corrientes
El espíritu de la calle Corrientes
no cambiará con el ensanche
Es inútil que traten de reformarla.
Que traten de adecentarla.
Calle porteña de todo corazón,
está impregnada tan profundamente
de ese espíritu nuestro que aunque
le poden las casas hasta los cimientos
y le echen creolina[4] hasta la napa de
agua, la calle seguirá siendo la misma...
La recta donde es linda la vagancia
y donde hasta el más inofensivo infeliz
se da aires de perdonavidas y de
calavera jubilado.
Roberto Arlt
Dicen que todo tiempo pasado fue mejor, quizás no sea literalmente así, pero que no vuelve, no vuelve. Hoy grandes productoras son dueñas de la Industria Cinematográfica e imponen sus leyes que terminan destruyendo al cine independiente, o cine arte, sea nacional o de otros lugares.
Mientras permanezca el cine Lorca, en Av. Corrientes o la sala casualmente llamada Leopoldo Lugones del Centro Cultural San Martín, en su ciclo de cine clásico, podremos hacer un viaje por el maravilloso mundo del celuloide. Eso sí, ésta vez sin pochoclos ni hamburguesas.
Ane M